El pasado viernes 10 de marzo en UNICLUB se dio una de las fechas más esperadas del año con la segunda visita de DEAFHEAVEN a Argentina, con MITODIAN como banda invitada y organización por parte de NOISEGROUND, marcando un evento para recuerdo y al día de hoy, se sabe de antemano que fue una de las mejores fechas internacionales de este 2023. Blackgaze, metal experimental, un recinto colmado de ansias y expectativa, y un calor avasallante… esto es lo que pasó.
Mención aparte a Pablo Noguera de Ay Música, Gaby Sisti y Noiseground por la acreditación y la buena onda de siempre.
Ahora si, los primeros en salir a escena fueron MITODIAN, con su particular y extremo metal pasivo agresivo como le dicen ellos, comenzaron a rienda suelta con”I’ll Be There For You”, la intro de la sitcom Friends de los 90’s para dar una media hora impecable de su propuesta. Esa bipolaridad de música compleja e intrincada con composiciones desestructuradamente técnicas y virtuosas se enfrentaban a un Uniclub ya casi repleto y ahogado en un clima infernal por las tremendas temperaturas que venían de afuera y aún así se hacían presente en la venue cercana al Abasto. Mitodian entrega dosis de seriedad sonora y aura graciosa a la hora de comunicarse con un público dividido entre los que ya los conocían y aquellos que los veían por primera vez, completamente extasiados ante las canciones pertenecientes a su último EP “The Darkest Timeline”. La estética batik y relajada se aunaba al contraste de su gran manejo de ambientes como acostumbran en sus fechas en donde utilizan recursos pesados, épicos y electrónicos agregando cualquier género que se les cruce. Lejos, una de las bandas más originales de los últimos tiempos.
Pasadas las 21.30 de la noche, luego de siete años de espera, con “Sycamore Trees” de Angelo Badalamenti sonando de fondo, George Clarke, Kerry McKoy, Shiv Mehra (enfundado con una camiseta de la selección Argentina y recibido a los gritos de “dale campeón” por parte del público), Daniel Tracy y Chris Johnson, aparecerían en el escenario con el ímpetu de no tomar prisioneros y arremeter con “Black Brick”, aquel single lanzado en 2019 que los conecta con un sonido más extremo y “purista” del black metal.
Desde el primer segundo se notó la gran diferencia comparándose al primer show dado por la banda estadounidense en Argentina, si bien se repetía el presentarse en Uniclub, aquella fecha del 2016 fue más contemplativa por parte del público, entre aires de curiosidad y catarsis musical, ambos detalles que esta vez se unieron a la entrega corporal total por parte del público que no paraba de poguear, moshear y cantar melodías humanamente imposibles que emanaban los instrumentos de estos grandes músicos, además de las métricas inmensas de George con sus únicos alaridos y gritos desgarradores, inmerso en la convivencia de su personaje y persona con su clásica camisa negra de manga larga y poses junto al pie del micrófono que recuerdan por momentos a un Freddie Mercury elevado del averno. Deafheaven en vivo es una de las bandas más hermosas por presenciar sin dudas, y esta visita no fue una más en la lista. Al menos se sintió así, bajo entradas agotadas y una banda que constantemente estuvo cerca del público sobre todo con el contacto en cada stage diving. Audiencia y músicos eran uno solo en pos de lo más importante: las canciones.
La continuidad propinada por “Irresistible / Sunbather” del gigantesco “Sunbather” del 2013, dejó paso para que reluzca la excusa de la visita, “Infinite Granite”, lanzado en 2021 y último disco de la banda hasta ahora, con mayor cercanía al shoegaze y al post-rock más que al blackgaze tan característico, que obviamente no desmerece la latencia pura de la esencia de Deafheaven en cada composición. George ayudaba constantemente a quienes se querían subir al escenario para volver a saltar, mientras bailaba al son de “Shellstar”, “In Blur” y “”Great Mass Of Color”, que aunque sean más “accesibles” a la escucha, no aminoraron la potencia tanto del grupo como del público.
La única representante de “Ordinary. Corrupt. Human. Love” de 2019 fue “Canary Yellow”, pese a los constantes pedidos de escuchar “Honeycomb”, para regresar a su nueva faceta con la espectacular “Mombasa”, que de alguna manera sirvió un poco de descanso y más aspectos teatrales a su set que se acercaba a un fin que nadie quería que llegara.
Deafheaven tenían en su haber sus últimas dos cartas, las más representativas, sentidas y fuertes de su discografía. Por un lado, “Brought To The Water” de “New Bermuda” del 2015, y por el otro “Dream House”, del ya mencionado “Sunbather”, esa canción que los terminó de consagrar, esa canción que en sus 4 líneas finales termina de destrozar la sonoridad emocional tanto de espectadores como sus ejecutores, en donde esos 9 minutos de existencialismo melancólico con la búsqueda del significado de la muerte, su experiencia y lo que representa, entre lágrimas, gritos sin armonías y remeras sudadas, representan completamente el corazón de Deafheaven. Entrega pura. Simple pero inmensa. Unas cuantas notas resonando en el pecho al disminuir los blast beats y el intercambio de miradas entre George con aquellos y aquellas que estaban enfrentándolo y agradeciéndolo.
Deafheaven hizo historia en el alma de las más de 400 personas que se presentaron a dejar un poquito de ellos aquella noche calurosa de marzo. Gracias, gracias por la magia.