The Batman: la sátira que esconde la crudeza humana

Este jueves 3 de marzo, llega a todos los cines de Argentina, la tan esperada nueva película del caballero de la noche. The Batman se anuncia como una necesaria bocanada de aire fresco para las películas de superhéroes, en donde la modernidad se envuelve con ficciones no tan en pos del guión, sino más bien del impacto visual, teniendo con esta nueva entrega a cargo de Matt Reeves (director de “Dawn Of The Planet Of The Apes”, “Let Me In”, “Cloverfield”, entre otros films), quien se encargó de propiciar su característica gran estética fotográfica y cinematográfica, como también guionizar una de las mejores historias de Batman en el séptimo arte de todos los tiempos, posicionándose para quién escribe, casi a la par de la trilogia de Christopher Nolan donde Christian Bale encarnó al encapotado. Sin más, y desde ya están avisadxs que vayan a conseguir sus entradas para esta gran película, comencemos con la review.

El guión y temática de “The Batman” es uno de los puntos más fuertes de esta nueva historia. Abrazando el minimalismo ya de por sí en el título, dejando que la película hable por sí sola, nos encontramos con una historia humanizada, cruda, violenta de forma concentrada, por momentos sátira, por otras psicológica y sumamemente emocional, sumergiéndonos a flor de piel en lo que vive cada uno de los personajes.

Entre simbolismos, paralelismos, vueltas de tuerca y errores del día a día, nos encontramos con una Gotham golpeada, como de costumbre, por la corrupción, con un asesino serial libre que basa sus ataques en acertijos dirigidos hacia el vigilante nocturno. The Riddler enfrentándose a Batman en una singular batalla que rodea egos detectivescos, fantasmas del pasado, dolor cauterizado y una particular visión dividida hacia lo que representa y respira la ciudad. El pueblo exhausto de los políticos haciendo lo que quieren cuando quieren, ansioso por rebelarse y ahogarse en un río de desesperanza y angustia, mientras la figura de un murciélago brillando en el cielo por las noches.

La química entre los personajes es inmensa. Teniendo en cuenta la poca fe que le tenían las masas a Robert Pattinson (mal conocido por la saga “Twilight”, pero debería ser conocido en demasía por sus labores en “The Lighthouse”, “The Devil All The Time”, “Good Time”, etc), su versión de Bruce Wayne es jóven, entusiasta, sufrida, altamente sentimental e inmersa en una depresión que tapa con su verdadera piel, la del hombre murciélago. Como intercala sus dos vidas y de qué manera desarrolla su madurez a la hora de enfrentarse a lo que se le avecina, con un Alfred caracterizado por Andy Serkis (“Lord Of The Rings”, “Black Panther”, etc) que da sus obras de rol de padre / hermano mayor, una Catwoman muy interesante encarnada por Zoe Kravitz (“Kimi”, “X Men First Class”) y Jeffrey Wright (“Marvel’s What If”, “The French Dispatch”) como un próximo comisionado Gordon. Y por el lado de los villanos, tenemos a Paul Dano (“Prisoners”, “Little Miss Sunshine”), haciendo de un Riddler, llamado Edward Nashton esta vez, mezcla de su faceta más enfermiza con toques de Jigsaw, Colin Farrell (“The Lobster”, “The Killing Of A Sacred Deer”) personalizando a un Penguin en busca de lo que realmente merece (para él obviamente), John Turturro (“Transformers”, “The Big Lebowski”) haciendo de Falcone y teniendo un papel más importante del que se esperaba, entre tantos otros actores, y un Barry Keoghan (“Eternals”, “The Killing Of A Sacred Deer”) que realmente dará que hablar.

Hay una búsqueda con esta entrega de The Batman que realmente cautiva, abruma, tensiona, suelta risas incómodas, se vuelve entrañable, ciclotímica, por momentos horroriza, por otros llena de preguntas, y también respuestas. Una búsqueda que no se va a encerrar con estas tres horas de material, sino que prepara y deja con ansias para lo que viene después, dejando una marca importante y una vara altísima para demostrar que las películas de superhéroes son mucho más que “buenos” peleando con “malos”. Acá hay victorias, derrotas y empates, puntos de vista desencontrados en su encuentro, y viceversa. La madurez con la que The Batman afronta una realidad cinematográfica que atenta por volverse superflua, es eximia. Constante. Lúgubre. Terca en saber que su valor es inconmensurable.

PUNTAJE: 90/100

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