La fortaleza de un sonido puro que abraza distintas vertientes de la música no convencional junto a la convencional, se envuelve en este “Canciones Para Fantasmas”, tercer disco de los rosarinos JIMMY CLUB, rock psicodélico inmerso de influencias y personalidad, que entre conceptos y propuestas terminaron lanzando una producción sumamente interesante, presentándolo el pasado 1 de julio en El Galpón De La Música, de su ciudad de Rosario. Quién mejor que Martín Miguez, su cantante, para contarnos un poco sobre todo lo que rodea a esta obra y la banda a la cual pertenece. Esto es lo que tiene para decir…
RC: ¿Cómo fue el proceso de composición de Canciones Para Fantasmas? ¿De qué manera se enfrentaron al concepto de lanzar un tercer disco de estudio y qué creen que significa para ustedes?
Martín Míguez: La producción integral de Canciones para Fantasmas nos demandó tres años, un período de tiempo atípico para los estándares que proponen las plataformas de streaming. Tres años en los que adoptamos una mentalidad que nos sirvió como guía y nos dió fuerza en los momentos en los que parecía que no llegábamos a ningún puerto: estábamos trabajando en un disco que aspira a trascender, a perdurar en el tiempo.
La llegada de la pandemia frustró la gira de presentación por el resto del país de Bestiario, nuestro segundo álbum, publicado a finales de 2019. Esa frustración también funcionó como combustible para exigirnos al máximo y terminar logrando un álbum superador. Teníamos que elevar nuestra propia vara.
RC: ¿De qué manera se originaron las letras de estas canciones? ¿Cómo surgió el dedicarles de alguna manera estos temas a fantasmas y de cuáles tipos de fantasmas se refieren?
MM: Al haber sido compuesto, pre-producido y grabado en pandemia, las letras del álbum abordan vivencias, reflexiones y manifiestos propios del momento tan atípico y aterrador que estábamos viviendo. El aislamiento nos obligó a hacerle frente a los monstruos, a los fantasmas que habitan en nuestra habitación, detrás del armario, debajo de la cama.
Y allá afuera la cosa no iba mucho mejor. La figura de la muerte había recobrado un protagonismo perdido muchas décadas atrás; los principales medios de comunicación llevaban contadores de muertes actualizados minuto a minuto que se viralizaban rápidamente en las redes sociales, muchas veces en un intento de ciertos sectores del arco político de obtener un beneficio personal entre tanto desconcierto.
El álbum se transformó en un refugio, un mundo de ficción al que acudir para evadirnos de una realidad que nos resultaba cada vez más hostil. En ese momento no podía dejar de preguntarme qué mundo nos recibiría al terminarse la pandemia. Quizás aquellos fantasmas que habitaban mí intimidad serían los únicos capaces de sentarse en una mesa conmigo a escuchar mis canciones.
RC: ¿Cómo se origina la composición en Jimmy Club con esta hermosa mixtura de estilos y géneros? ¿Hay algún estilo con el cuál les gustaría experimentar sus sonoridades?
MM: Si bien nos autodefinimos como una banda de rock psicodélico, nuestra búsqueda trasciende los géneros: queremos evocar estados alterados a través de nuestra música, invitar al oyente a salirse de su eje y entrar de lleno en el imaginario que proponen nuestras canciones.
RC: ¿Cómo se vienen preparando para la presentación de su obra el próximo 1 de julio en El Galpón de la Música?
MM: Estamos preparando un show muy largo, quizás el más largo de nuestra carrera, en el que repasaremos gran parte de nuestra discografía. Llevamos meses de ensayo, reensamblando a la banda luego de prácticamente un año fuera de los escenarios. Va a ser una fecha súper especial.
RC: ¿Qué recuerdan de los inicios de Jimmy Club y cómo los compararían con el presente y futuro que se avecina?
MM: A pesar de que ninguno de nosotros supera los 26 años, la banda ya tiene ocho años de trayectoria, con tres discos de estudio sobre su espalda. Nos tocó crecer, cambiar y desarrollarnos juntos, no sólo artísticamente, sino también a nivel personal. Ya no somos los mismos chicos de 18 años que se juntaban a tocar covers de Tame Impala. Hoy queremos salir al mundo y devorarlo. No espero menos que eso.
RC: ¿Cómo ven el panorama de la música emergente en Rosario y Santa Fe, y en el país en general? ¿Cuáles bandas recomendarían de su ciudad y con cuáles en general les gustaría tocar que todavía no se dio la oportunidad?
MM: Rosario está atravesando un momento muy difícil. Es de público conocimiento. Sin embargo, estoy siguiendo con mucha atención a la nueva camada de jóvenes que están empezando a copar los (pocos) escenarios que quedan en la ciudad. La ciudad necesita más que nunca sangre nueva, que renueve las esperanzas y nos haga volver a creer en una escena musical local con proyección nacional.
Sé que mucha gente nos ve como una banda de “la nueva generación” porque todavía somos muy jóvenes. Pero ya llevo muchos años en esto, ya me siento parte del paisaje. Quizás la banda que más está apostando por hacerse un nombre en la ciudad, a partir de la combinación de una gestión horizontal, trato transparente, creatividad y laburo es Las Aventuras, que se suma a una larga lista de bandas surgidas luego de la pandemia que también vemos en el nuevo under de Capital Federal.
Nos encantaría compartir escenario con Blair, Dum Chica, Winona Riders. Artistas de Buenos Aires que me despiertan curiosidad y admiración.
RC: ¿Cuáles son sus planes para el resto de este 2023?
MM: Presentar Canciones para Fantasmas en la mayor cantidad de lugares posibles. Y comenzar a grabar un nuevo álbum, que ya está prácticamente listo para empezar a producirse.