Canciones que perdieron las hojas


Nos comunicamos con Las Cosas Invisibles, una bella banda llena de canciones hermosas y adentrándose en varios estilos, por el lanzamiento de sus sesiones «Caducifolias». En el medio de la pandemia, cientos de artistas están encontrando nuevas maneras de innovar.

– ¿Como nacen estas sesiones «Caducifolias»? ¿De que manera dieron con el nombre e idea de
este hermoso proyecto y como fue la elección de hacerlo en Camaron Brujo?

Después de un disco muy esperado como el primero de Las cosas invisibles, vino un periodo personal de mucha demanda y poca disponibilidad como es la paternidad. El nacimiento de mi hijo ademas de revolucionar mi vida, me deja poco tiempo para dedicar a mi música. Y el proyecto entró como en un parate, en el cual me conecta otra vez con la soledad del cantautor, de estar tocando solo la guitarra o el piano.
Así­ que me pareció un gran momento para volver a las canciones desnudas, tal como habían sido compuestas. Como el material saldrá¡ en otoño, la idea de lo «caducifolio» me encantó. Son canciones que perdieron las hojas, y volvieron a verse sin todo ese follaje que da el formato banda.
Fue hermoso además hacerlo en Camarón Brujo, porque ahí mismo habí­amos grabado el disco original.
Así­ que el Estudio fue testigo de la transformación, de como esas canciones rockeras y producidas volvieron a su estado primario.

– Una de las cosas más hermosas en tu proyecto es, además de visibilizar la violencia contra los animales y el promover la reflexión continua, la grandeza en lo simple de tus letras, ¿de dónde viene la inspiración para las mismas?

Me alegra tu apreciación. Sinceramente, no soy un compositor metódico ni muy prolífico. Me vinculo con la música desde un lugar que creo genuino, como una expresión profunda de quien soy. En general, trato de no obligarme a escribir, me siento a hacerlo cuando necesito decir algo, cuando me nace.
Lo que me moviliza por lo general está vinculado a la fragilidad de la vida, las pequeñas cosas. Me emociona mucho por ejemplo, la inocencia. Me puede conmover cualquier situaciñón en la calle con un niñe, un perro, una señora mayor o al ver pasar un camión lleno de vacas. Creo que la mayorí­a de mis canciones hablan sobre esas invisibilidades que trato de exponer, de sacar a la luz.

– ¿Cómo viviste el simplificar tus canciones de un formato más rockero al minimalismo de estas
sesiones?

Fue como un reencuentro, como ver a un viejo amigo años despuñés. Regresar a los temas tal como habían sido compuestos me trasladó a cada lugar donde habian nacido, y al momento de mi vida por el que estaba atravesando.
Nos tomamos unos meses con mi amigo Pol Iglesias para escribir los arreglos para el cello, y ni bien estuvieron listos convoqué a Juani Ferreras, que también habí­a grabado en el disco original. Lo disfruté muchísimo.

– Contanos acerca del mini documental que lanzaron hace tiempo en «22».

Cuando comenzamos a filmar el videoclip de nuestra canción «22», me metí­ de lleno en esta realidad dramática que es la represión policial y el Gatillo Fácil. Me junté con las madres de tres chicos asesinados por la policía, Kiki Lezcano, Ismael Sosa y Omar Cigarín. Los testimonios de Angélica, Nancy y Sandra me shockearon, fueron muy fuertes.
Durante el proceso empecé a pensar que hay un hilo conductor entre les jóvenes desaparecidxs de la dictadura («algo habrán hecho») y les pibxs de bajos recursos asesinados por la policí­a, de los que nadie habla en la actualidad («seguro que son chorros»). As{i­ que después me acerqué a escuchar y conversar con personalidades vinculadas a los Derechos Humanos como Osvaldo Bayer, Nora Cortiñas y Mirta Baravalle, de Madres de Plaza de Mayo.
Todas estas charlas y testimonios nos parecieron tan valiosos que decidimos editarlas e incluirlas en un mini documental, que se llama «No hay derecho». Tanto el video de 22 como el docu hablan por sí­ solos.

– Además de la música, también escribí­s libros con tu compañera como «El Planeta de Spinetta» y «Ven, seremos», contanos un poco acerca de ese proyecto y el mensaje que quieren brindar para lxs niñxs y humanxs del futuro.

Pienso que está claro, hoy má que nunca, que el modo de vida que conocemos como «normal» es insostenible en el tiempo. No solo en téminos ecológicos, sino también sociales, económicos, éticos.
Nuestra forma de existir en el mundo, la forma en que consumimos y el modo en que nos relacionamos está cargado de violencias naturalizadas. Y totalmente evitables!
Hasta que nació mi hijo no me habí­a detenido a reflexionar sobre el sistema educativo, y sobre como resulta ser una herramienta perfecta para que todo siga igual. Y me di cuenta fundamentalmente, de que en la crianza socialmente aceptada estaba ausente la mirada interior, la opuesta a la obediencia, la conciencia.
Así­ que con mi compañera (Patu Leonardi) decidimos comenzar a escribir cuentos para contarle a Oliverio como podrí­a ser el mundo desde otra perspectiva. Y así­ nació³ Niñes del Nuevo Paradigma, una colección de cuentos que ya tiene dos libros ilustrados y varios más por salir, en la cual intentamos dejar al desnudo formas de violencia como el sexismo, la obediencia, el control social, la competencia, los estereotipos y el especismo, que es la discriminación de las demás criaturas del planeta por no pertenecer al club de los humanos.

– ¿De qué manera les impacta el pasado año y el presente con la situación del Covid19? ¿Cuaes son sus opiniones hacia como afecta a la cultura?

La verdad que nos costó mucho la grabación del disco nuevo. Nos trajo muchas trabas. Tuvimos que adaptarnos, para no detenernos.
Creo que las medidas que se están tomando a nivel global, no hacen foco en lo importante. Creo que debería cuestionarse el fondo del problema, que es el debilitamiento del sistema inmunológico de la especie humana (en este caso). Y volviendo a lo que mencionaba antes, eso se debe a la forma de vida que lleva la humanidad en términos generales y que promueve el sistema: Una existencia humana desvinculada del cuerpo, alienante, agobiante, lejos del placer, del ocio, de la poesía, presa de un sistema alimentario que busca vender y no alimentar, exenta de actividad lúdica y búsqueda espiritual, sin aire puro, sin acceso al sol, a la naturaleza. ¿Como nos acostumbraron a vivir así?
No le creo a los gobiernos del mundo que le dicen «quedate en tu casa, te estamos cuidando» a personas que viven hacinadas en casillas desde hace décadas, rebuscandose el día revolviendo basura, sin acceso a derechos esenciales. Me parece un acto de irresponsabilidad y violencia enorme.
Si quieren «cuidarnos» además de por el mundo artistico, deberí­an comenzar por los desocupados, los changarines, las que trabajan «en negro», los autónomos y monotributistas.

– ¿Cuales son sus planes para el resto del año?

Este año es importante porque estamos terminando de grabar el nuevo disco, que se llamará¡ «Apología del salto». El 11 de junio lanzamos el primer single «Ahora sé quien soy». Y ya estamos terminando la producción del videoclip de esa canción también. Ojalá podamos tocar en vivo lo antes posible, me muero de ganas.

– La última es para que digan lo que quieran

Creo que dije lo que quise durante toda la entrevista, ¡pero muchas gracias por el espacio! Yo siempre cuento mi utopía, que es la Sociedad del Menor Daño Posible. Suena a algo irrealizable, pero está más cerca de lo que creemos. Podemos llegar a ella si ante cada decisión que vamos a tomar intentamos elegir la que genere menos violencia y más entendimiento. Desde Las cosas invisibles hacemos un llamado a mirar hacia adentro, a cerrar los ojos y recuperar nuestra propia individualidad. Ojalánuestra música les sea de ayuda. MD


 

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