Caminando la ciudad nos topamos con murales dedicados a las principales figuras del rock nacional, con una variedad de personajes que van desde Calamaro a Sandro, pasando por Diego Torres.
Poco más de dos años atrás los colores se fusionaron a la música y ahora es posible ver 60 murales, diseminados por toda Buenos Aires y destinados a los fans, que buscan dejar su huella al lado de su ídolo.
Por ejemplo, las incondicionales “nenas” de Sandro ya no tienen que ir hasta su mansión en Banfield para dejar una muestra de afecto, basta con situarse en la calle Suipacha, entre Diagonal y Corrientes para verlo.
Así también Pappo, Sandra Mihanovich, Fabiana Cantilo, Celeste Carballo, Patricia Sosa, Hilda Lizarazu, La Mancha de Rolando (Bartolomé Mitre y Diagonal), Claudia Puyó, Diego Torres (Tucumán, entre Ayacucho y Riobamba), Viuda e Hijas de Roque en Roll, GIT (Moreno, entre Tacuarí y Pellegrini), Viejas Locas e Intoxicados (Plaza Unidad Nacional en Murguiondo y Delfín Gallo), Charly García (Carlos Pellegrini al 900), Miguel Mateos (en Albarellos y Argerich) y Andrés Calamaro (Perú y Moreno).
En el caso de estos dos últimos, las esquinas quedaron marcadas con su nombre, sobre todo la de Mateos, que queda ubicada en su barrio natal.
Casi todos fueron inaugurados con la presencia del artistas, funcionarios del Gobierno de la Ciudad y los artistas plásticos Mc Pío, Pepy y Roy. La mayoría cuenta con una reseña histórica del álbum emblemático de cada uno, y la firma del artista.
ESCONDIDOS EN SU BARRIO
Emblemático vecino del barrio del Abasto, Luca Prodán tiene su lugar en Valentin Gómez y Anchorena, con la canción que le escribió a la zona que le sirvió de inspiración. El mural quedaba al lado de una tienda de rock que ya se mudó, quedando su permanencia a consideración del nuevo dueño.
En cambio, en 2007, cuando se inauguró el mural que brinda tributo a Pappo, en su taller de la calle Remedios de Escalada no se tuvo en cuenta el paso del tiempo, y ahora figura casi escondido, a punto de ser tapado por otra construcción.
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