Después de años de trabajo sin descanso tanto en televisión como en radio, el periodista y conductor Sergio Lapegüe decidió tomarse merecidos tres meses de vacaciones y fue así que junto a su esposa Bochi y sus hijos Elvis y Micaela, junto a amigos de toda la vida emprendieron el viaje deseado.
Claro, pero no todo era desenchufarse de la rutina diaria, sino que se llevó una tarea para las vacaciones, comenzar a escribir por expreso pedido de la editorial Planeta su segundo libro, que finalmente llevó por título «Parar», sucesor de «Prendé el optimismo».
Obviamente no fue suficiente. El libro lo terminó de escribir entre los espacios libres en su ciclo televisivo «Tempraneros», también por la tarde en la radio, durante los momentos libres los fines de semana, pero un giro inesperado llegó a su vida. La pandemia mundial del Covid 19 también lo atacó a él y estuvo 17 días internado en el Sanatorio Juncal de la localidad de Temperley, ya que él vive en Banfield. Justamente el día en que regresó a su trabajo reflexionó diciendo: «El Barba me dijo, último aviso» y esta secuencia fue el epílogo del libro cuyo slogan es: «Parar, tocar fondo, resetear y volver a empezar».
En la obra bien sencilla escrita por Lapegüe se van a encontrar con un verdadero trabajador de las noticias, obsesionado por su laburo. Su rutina es despertarse a las 4.21 de los lunes a viernes, ducha rápida y en el trayecto hasta el canal desde Banfield a Constitución ponerse a tono con las noticias, que luego él y Roxy Vázquez, junto a un conjunto de especialista, desarrollan entre las 6 y las 10 de la mañana.
Breve descanso para a partir de las 12 y hasta pasadas las 14 conducir el Noticiero del 13, almuerzo, siesta breve, reunión de producción y luego la tarde de la 100 con «Atardecer de un día agitado».
La vuelta a casa es alrededor de las 21 para charlar con Bochi y sus hijos sobre el quehacer cotidiano, cena y a la cama porque al otro día cuando suene el despertador a las 4.21, otra vez hay que levantarse para un día más.
Otra de las cuestiones que cuenta Lapegüe en «Parar» es que, debido a su profesión a la que además le suma, animación de fiestas privadas, conferencias y su banda de rock y blues Lapeband, debió resignar cumpleaños y primeros días de clase de sus hijos, salidas en familia y otras cosas sencillas que quedan en el camino por sus obligaciones.
En un pasaje muy emotivo de la obra Sergio cuenta que «…cuando era chico mi hijo Elvis me preguntaba: ‘Pa, por qué te vas a trabajar si los papás de mis amigos no tienen que ir porque es feriado?. Y aunque mi respuesta nunca fue convincente, le decía que la gente quiere saber qué está pasando, aunque sea feriado o fin de semana, quiere ver un noticiero, entonces alguien tiene que hacerlo, ese es mi trabajo…».
Lo esencial es que además confiesa que «…este es un oficio tan apasionante que cuando uno se toma vacaciones, en realidad no se relaja nada, porque los periodistas siempre estamos conectados, no dejamos de leer el diario porque necesitamos informarnos continuamente y en mi caso es una hermosa necesidad…».
Siguiendo con el tema en otro pasaje afirma que «…soy un apasionado de mi trabajo. Vivo pensando en el trabajo. También tengo que reconocer que posiblemente me dedico en exceso porque tengo miedo de perderlo. En una sociedad tan compleja como la de nuestro hermoso país, que falla a la hora de dar trabajo, no es extraño que piense de esta manera, aun que me muevo en la radio y en la televisión sin interrupciones desde hace años. Tal vez solo se trata de la excusa que pongo siempre para no decir que no…».
Se pregunta en un momento: «¿Alguien se imagina la vida sin estar conectado? ¿Cada cuánto tiempo miramos el celular? ¿Cada cuánto tiempo dejamos lo que estamos haciendo y, sin pensarlo, nuestros dedos terminan sobre el teclado para verificar si alguien nos habló?»
Antes de llegar al epílogo del libro donde narra todo lo que vivió desde una habitación de terapia intensiva en el sanatorio, la preocupación por su salud y el acompañamiento de su familia, conocidos y público en general que se acercaba al lugar para dejarle sus buenos deseos de pronta mejoría y que nunca dejará de agradecer, menciona el momento de sumo dolor que vivió en 2019 cuando dejó este mundo víctima de una cruel enfermedad, su colega y por sobre todo amigo, Sergio Gendler, hecho que todavía no superó y que siempre recordará en su corazón.
Un libro muy interesante, de rápida lectura y que, por sobre todo, nos dejará la enseñanza de que «nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, dile las veces que lo necesites te quiero a la persona que realmente lo sientas y que el trabajo, las obligaciones, la fama y el dinero, no es lo primordial, porque a veces esas situaciones hacen que no disfrutemos las cosas simples de la vida y que en definitiva la vida es una sola corta y merece ser vivida”. LD
Debe estar conectado para enviar un comentario.