“Asesinos seriales”, una edición de lujo para un impactante recorrido

Con el título de “Asesinos Seriales”, Del Fondo Editorial editó dos volúmenes en formato ampliado, del trabajo de Néstor Durigon que recopila las mentes más siniestras de la historia. Desde Sawney Beane, el el demonio de Galloway, en el s. XIV, pasando por Drácula, Charles Mason y Robledo Puch, hasta Ted Bundy, Aileen Wuornos y Jeffrey Dahmer, sujetos de innumerables series y películas, va construyendo este entretejido de monstruos de sádico apetito, al decir de su prologista, el escritor Matías Bragagnolo (Cloacina, Dormiré cuando esté muerto, ambas de Del Fondo Editorial), que bastante sabe del tema.

Tras empaparnos del tema gracias a la introducción, donde aprendemos a distinguir entre asesinos en masa, itinerantes y seriales, entrevistamos a Néstor Durigon sobre este exhaustiva estudio, en la que el #MaridajeDeLibros siempre nos lleva al universo de la imagen, y esto nos contó.

1- Esperando no ser demasiado literal ¿qué fue primero, la investigación de casos reales o su vinculación con libros y películas famosas?

Todo surge a partir de mi adolescencia, cuando me fui apasionando por la lectura gracias a las novelas clásicas de detectives (Arsenio Lupin, Fantomas, Rocambole, Sherlock Homes), pasando luego a las obras de autores tales como Agatha Christie, Poe, Simenon o Chesterton, y llegando a los grandes maestros de la novela negra, Raymond Chandler y Dashiell Hammett, principalmente.

2- La obra “Asesinos Seriales” se divide en dos volúmenes. ¿Fue pensada desde el principio de esta manera o la cantidad de casos derivó en este formato?

La obra actual es la fusión de dos de mis libros anteriores: Asesinos Seriales (2013) y Asesinas Seriales (2015).

3- En la selección se privilegió el orden cronológico, ¿cómo se decidió cuál sería el primero, y cuál el último?

Sí. Las biografías están presentadas en orden cronológico, tomando como referencia el primero de los crímenes cometidos por cada uno. Como los asesinos seriales son miles a través de la historia, en el libro se han seleccionado aquellos sobre los que hay información acreditada y cuyas historias me parecieron más atractivas para los lectores. También he tenido en cuenta las nacionalidades y tipos de criminales, intentando no olvidar los representantes latinos más significativos y exponiendo todos los casos de esta tipología criminal (asesinos por lucro o placer, viudas negras, ángeles de la muerte, perversos sexuales, etc.)

4- Por supuesto aparecen argentinos, ¿hay casos similares como para hacer un volumen especial sobre nuestro país?

Por suerte no. El asesino serial es aquel que mata más de tres o cuatro personas en un lapso prolongado, dejando un período de latencia entre un crimen y otro. El libro incluye solo aquellos cuyo número de víctimas es más numeroso y sus casos son más aberrantes, por lo cual el rango de los homicidas argentinos queda reducido a dos (Santos Godino y Robledo Puch), aunque hay algunos casos que para elaborar una obra de este tipo resultan poco significativos.

5- ¿Cuál cree que es el morbo o gancho que estas vidas poseen para llamar la atención del cine?

Si bien el cine es una expresión artística en esencia, también es un producto comercial. Por lo tanto, generalmente se producen películas con fines rentables y las “modas” culturales son muy fructíferas. Hubo tiempos en que el público prefería las realizaciones musicales, otros en los que consumía películas de gánsteres, otros en los que devoraba los westerns spaghetti y otros en los que abundaba el cine catástrofe. Así llegamos a nuestros días en los que los superhéroes y los asesinos brutales son tema de consumo masivo. La razón habría que preguntársela a los psicólogos.

6- En perspectiva, ¿recuerda el primer caso que le llamó la atención?

No sé si fue el primero, pero sí el que más me impactó. El caso de Elizabeth Bathory, la condesa sangrienta. Me resultó impactante el grado de brutalidad de esta mujer creadora de la “dama de hierro”: una especie de jaula con púas interiores destinadas a desangrar a las víctimas alojadas en su interior.

7- Al tratarse de una edición ampliada, ¿qué nombres se sumaron en esta presentación de lujo en caja?

Siendo una combinación de mis dos libros (Asesinos Seriales y Asesinas Seriales), para mantener el título del primero la editorial decidió emplear ese recurso para diferenciar la obra. En realidad, el único asesino que se sumó a la lista fue Samuel Little.

8- ¿Qué caso fue más arduo a la hora de compilar material?

La información recabada proviene de expedientes judiciales, documentos oficiales, artículos periodísticos e investigaciones precedentes. Por lo general no hubo un caso específico que resultara más dificultoso en particular, pero sí, particularmente, costó bastante recopilar documentación fehaciente sobre los episodios ocurridos en países de Europa del Este.

9- ¿Hubo algún modus operandi que lo sorprendió?

El caso que más me llamó la atención fue el de Herman Webster Mudgett (el Doctor Muerte), quien, para concretar sus crímenes construyó un hotel plagado de pasadizos y compleja aparatología, que, de no ser que la documentación obtenida al respecto goza de credibilidad, dudaría que fuera cierta.

10- Como cinéfilo debe tener favoritos entre los filmes mencionados en los libros, ¿puede contarnos cuáles y por qué?

Mis películas favoritas mencionadas son “Monster” (2003) de Patty Jenkins, protagonizada por Chalize Theron, quien ganó el Oscar como Mejor Actriz por su caracterización de la asesina Aileen Wuornos, para lo cual accedió a aumentar de peso considerablemente; y “Asesinos por Naturaleza” (Natural Born Killers, 1994), de Oliver Stone, que muestra con singular crudeza el andar criminal de Charlie Starkweather y Caril Ann Fugate.

 

Blanca López Velasco

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