“The French Dispatch” es la tan esperada nueva película del aclamado director Wes Anderson (The Grand Budapest Hotel, The Royal Tenenbaums, Life Aquatic With Steve Zissou y más), con la que volvería al ruedo luego de “Isle Of Dogs” (2018). Para quien escribe, cada vez que el Sr. Anderson saca uno de sus films de autor, surge cierto tipo de alegría, que debo admitir, pocos directores logran causar. A base de su peculiar y excéntrica visión cinematográfica en donde, como es de costumbre, ofrece un impacto visual cuasi orgásmico, hermoso y cautivante de principio a fin.
Obviando un poco el formato básico que incluyo a la hora de escribir mis opiniones de las películas que veo, para esta particular ocasión, quería simplemente plasmar lo que ocasiona la filmografía de Wes. Inspiración. Pura, llana y plena inspiración. Como si de un lienzo en blanco se tratara, cerrar los ojos y meramente dejarse llevar por lo que propicien las emociones vertidas en esta hora y cuarenta y ocho minutos que nos ofrece “The French Dispatch”.
Si no supiéramos que ya está en tratativas de una nueva historia, “The French Dispatch” deja cierto dejo y aroma a despedida, con un enfrentamiento entre el pasado y el futuro constantemente. La adolescencia en pos de la madurez, lo joven ante lo añejo, y la sutileza bella de fotogramas en color contra el clásico blanco y negro.
Con un reparto harto formidable y que frecuenta mucho sus historias, tal es el caso de Bill Murray, Owen Wilson, Adrien Brody, Willem Dafoe, Frances McDormand, Lea Seydoux, Tilda Swinton, Edward Norton, Saoirse Ronan o Jason Schwartzman, con roles breves pero entrañables, mezclados con algunas estrellas que se encargan de debutar en los trayectos que traza Anderson, tal es el caso de Timothée Chalamet, Jeffrey Wright, Benicio Del Toro, Lyna Khoudri, Elizabeth Moss y Christoph Waltz, formando un bestial popurri que continúa con esa debacle entre lo conocido y lo nuevo, por ponerlo de alguna forma. E incluso a la hora de filmar e incluir nuevos detalles a su emblemático estilo, Wes Anderson pareciera que se rinde una suerte de culto y homenaje a sí mismo sin mostrarse ególatra ni mucho menos, oscilando con una gama de colores tan hermosa que muestra que una mente como la de él es una en una generación.
“The French Dispatch” narra la historia de la creación de un ejemplar de la revista que tiene su mismo nombre. Y de ahí, todo es magia. Distintas historias que convergen en un mismo final que es sumergirse en el papel para ser inmortales. Y se podría narrar un poco de cada una de estas historias, pero lo mejor es recurrir al cine, gatillar la entrada, y entregarse de lleno a lo inconmensurable de “La Crónica Francesa”.
Puntaje: 100/100